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Bilbao BBK Live, jueves: de Belako a The Cure

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La primera jornada del Bilbao BBK Live 2012 reunió a casi 37000 personas para ver la actuación estrella de The Cure, aunque también sirvió de primera demostración de los problemas técnicos y logísticos del festival. Te contamos todo lo que nos dio tiempo a ver en ese primer y agotador día de festival.

The Gift

A este ecléctico y popular grupo portugués le tocó la responsabilidad de inaugurar el escenario principal del festival, con la suerte de que se libraron de muchos de los problemas técnicos que arrastraron muchos de los que los siguieron. A pesar de que no eran muchas las personas que habían llegado tan pronto, y muchas de ellas estaban ya cogiendo sitio para The Cure, los lusos saltaon llenos de fuerza a las tablas, con Sónia Tavares absolutamente desatada, sin parar de correr, saltar y gesticular en la hora de show de la que disponían, solamente superada por el hiperactivo Nun Gonçalves, que no se conformó con saltar, bailar y animar al personal, sino que también se arrancó a cantar en uno de los temas. Se les agradeció que, además, trataran de chapuerrar, ya no solo castellano (que lo hablaban a la perfección), sino euskera a la hora de interpelar al púbico.

Aunque, por supuesto, lo primero que llama la atención es la desmesurada riqueza vocal de Sónia, que a pesar de no parar quieta durante el concierto, no dio ni una sola nota fuera de lugar, bordando esos graves imposibles que ya parecen inalcanzables en sus discos, y dotándolos de una delicada personalidad en la versión de directo. Tal vez lo único negativo de la actuación fue la exclusiva atención que le prestaron a Explode (2011), el colorista y alegre disco con el que casi se reinventaron el año pasado que, siendo muy bueno, no desmerece para nada sus trabajos anteriores, algo más oscuros y complicados de escuchar. Supongo que el tratar de atraer público para una actuación tan tempranera fue lo que les llevó a utilizar sus canciones más coloridas y divertidas, en un intento de entretener a quienes no supieran muy bien a quién estaban viendo. En resumen, muy recomendables y divertidos, con un directo más emocionante que lo que ofrecen en estudio y una entrega muy superior a la media.

Belako

Belako abrieron el fuego en el escenario 3, ese pequeño espacio habilitado a la entrada del recinto, casi como por accidente y alejado de todo, pero que al forzar a todo el mundo a pasar por delante conseguía reclutar a muchos que, en un principio, no pensaban atender un concierto determinado, siempre y cuando la banda mereciese la atención, claro está.

El caso es que los de Mungía tenían su debut en un evento de este calibre con cinco incondicionales copando las primeras filas y poco más. Ambiente frío salvo por el jalear de estos fans y ciertas imprecisiones de salida, pese a la ilusión evidente en las caras de los Belako. Para terminar de confirmar que podíamos estar ante un desastre, desde bien pronto empezaron los fallos técnicos que serían habituales en todo el festival. El sonido se fue por completo hasta en tres ocasiones, y lejos de amilanar a estos chavales, cada vez salían mejor y le ponían más ganas, de modo que poco a poco más y más gente se arremolinaba en torno al escenario. Al final, con muchos accidentes, lograron salvar muy decentemente esta cita tan importante para ellos, demostraron que hay mimbres de sobra y capacidad de mejoría que espero sepan encauzar, en especial si la cantante no quiere romperse las cuerdas vocales, porque allí hubo bastante gente que sin saber nada de ellos quedaron muy sorprendidos por la fuerza de Belako. Que tengan suerte y puedan grabar disco pronto.

Tribes

Muchas expectativas teníamos en este grupito de Londres que en Inglaterra está teniendo bastante predicamento pero que actuaba por primera vez en España en el BBK. Para este momento, el público empezaba a llegar realmente al festival, y muchos de los ingleses (los había a miles) se agolpaban frente al enano escenario 3 para corear con furor las canciones de Tribes. Tengo que confesar que yo iba con muchas ganas, puesto que su Baby (2011) me parece un disco repleto de temazos, amenos, divertidos y con mucho potencial para el directo.

Pero todo se diluyó rápidamente: aparentemente sin ninguna gana de tocar los de Londres se subieron al escenario y dieron muy poquito de si. Aunque no pararon de quejarse de constantes problemas con el sonido (heredados ya de Belako), ello no es excusa para la apatía con la que actuaron, la falta de brío y de garbo con el que interpretaron canciones tan brillantes como Sappho. En resumen, fueron aburridos hasta para los ingleses, que empezaron el concierto cantando a pleno pulmón y se fueron desinflando tan rápido como se vio que la banda no tenía el más mínimo interés por entretener a la audiencia. De este modo consiguieron que antes de que el concierto acabara, casi la mitad del público que habían logrado atraer había desistido y se había largado a otros escenarios. No sé si siempre serán así o si salieron perjudicados o si el escenario (lo aceptamos, un poco pequeño y cutre) les había causado alguna molestia, pero lo cierto es que su concierto no mereció la pena.

Snow Patrol

Poquito a poco ya son 6 los discos con los que cuentan estos escoceses (una de tantas bandas de esas latitudes que pisaron los escenarios del BBK), a quien alguno por este blog los llama el grupo de la balada perfecta e incluso arenga a las redactoras  a lanzarles prendas de ropa interior femenina tras unos cuantos minis, y la trayectoria de calidad ascendente no se ha interrumpido jamás. A priori parecía una decisión un poco rara la de poner a un grupo tan blandito, femenino y juvenil en el escenario principal, antes de que lo pisaran The Cure. A posteriori queda claro que la decisión no pudo ser más acertada: Snow Patrol ofrecieron un conciertazo como la copa de un pino, sonando estupendamente, con potencia y energía, una entrega razonablemente medida y, sobre todo, un setlist muy acercado. Perfecto aperitivo de lo que vendría después.

Snow Patrol no es solo su cantante, Gary Lightbody, aunque es uno de los pocos miembros de la banda que pertenece a ella desde su fundación, lo cual le convierte en el indudable corazón de ésta. Y tampoco es casualidad, puesto que tiene una voz especialmente hermosa, cuidada y adecuada para el directo: no demasiado melosa, pero lo suficientemente dulce como para las potentes baladas de Snow Patrol. Pero no sólo él, sino que todo el grupo se libraron de los insistentes problemas de sonido del escenario principal (cierto es que, aunque no sonaron flojos, tampoco le dieron excesiva caña al equipo), haciendo que la actuación se nos pasara en un suspiro: intensa, acertada y, sobre todo, muy bonita, no solo para las fans (no demasiado) enloquecidas que babeaban con Chasing Cars; sino para los que los presenciábamos un poco más escépticos, más por coger sitio para The Cure que por ellos mismos.

The Cure

Ocho son las ocasiones en que he podido ver a The Cure. Jamás había visto algo igual. Una hora de retraso debido a un problema técnico, que no era el primero ni sería el último del festival, y que dejó casi inutilizados los teclados de Roger O’Donnell. Viendo que la cosa se alargaba en exceso, Robert Smith emergió para pedir disculpas y avisar del problema, pero visto que la demora continuaba agarró la guitarra y se marcó en acústico tres piezas míticas de sus orígenes: Three Imaginary Boys, Fire in Cairo y Boys Don’t Cry (en el vídeo que acompaña a la entrada, una lista de reproducción con el acústico completo). Esto del cero divismo, el gesto de honradez y el respeto hacia el público fue algo comentado en todos los corrillos, en especial entre aquellos que nunca habían visto a los de Crawley. Se ve que por defecto aparejamos a un nombre mítico aires de grandeza que no siempre son así. Muchos se hubiesen negado a tocar, los teclados eran pieza importante en esta gira, los Cure sin embargo salieron, suplieron las carencias, desplegaron toda su artillería sonora, se entregaron, e incluso se ayudaron simulando partes del teclado que no sonaban con las cuerdas.

Pero alguna víctima tenía que haber, y el sacrificio fue para Trust, tema en el que Roger venía desplegando una preciosa variante en el solo. Excluyendo esto no hubo grandes variaciones en el setlist, saltarín entre sus canciones más famosas y accesibles y las sendas oscuras y guitarreras. Personalmente fue emocionante escuchar Just One Kiss en directo por primera vez. La reclamada entre los fans The Same Deep Water As You sonó por segunda vez en esta gira ocupando un bis entero. Lástima que entre unas cosas y otras se hicera muy tarde y el cansancio empezase a aparecer. La descarga del último bis, que incluía varios temas de esos que todo el mundo espera, pilló a muchos con el ánimo ya agotado. Está bien que a un grupo mítico se le conceda un tiempo acorde a lo que suele hacer cuando van en solitario, pero esto en un festival hay algunos a los que todavía les chirría. Yo no me voy a quejar lo más mínimo, pero entiendo a quienes lo critican. Con todo y pese a todo un concierto fantástico que quiero sintetizar con una palabra: profesionalidad.

Solo de Robert Smith: Three Imaginary Boys, Fire in Cairo, Boys Don’t Cry

Setlist: Tape, Open, High, The End of The World, Lovesong, Sleep When I’m Dead, Push, In Between Days, Just Like Heaven, From The Edge of The Deep Green Sea, Want, Pictures of You, Lullaby, The Caterpillar, The Walk, Play for Today, A Forest, Primary, Bananafishbones, Shake Dog Shake, The Hungry Ghost, Wrong Number, One Hundred Years, End

Bis 1: The Same Deep Water As You

Bis 2: Dressing Up, The Lovecats, The Blood, Just One Kiss, Let’s Go To Bed, Friday I’m In Love, Doing The Unstuck, Close To Me, Why Can’t I Be You, Boys Don’t Cry

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